viernes, 6 de abril de 2012

Todas mis resurecciones

Esta es una reseña de todas las veces que he estado cerca a la muerte. Hoy por viernes santo.

  1. Cuando niño y era surfista del team de Toto, fui revolcado por una ola pendenciera que me dejó muerto por 2 minutos. Despertando sin recordar nada y recordando después de varios años.
  2. Era una tarde soleada y mi familia y yo estábamos en un café de Tel Aviv y como no se le ocurrió mejor idea a un palestino suicida y terrorista; o más terrorista que suicida; no tuvo mejor idea que hacerse volar en pedacitos. Una esquirla me perforó la pierna.
  3. Me he chocado con muchos autos pero la vez que más recuerdo fue cuando montaba bicicleta en sentido contrario y choqué con un sedán negro a mucha velocidad. 
  4. Una vez en la casa de playa me tragué un pegaloco, y casi me muero asfixiado por el maldito gelatinoso y pegajoso.
  5. Manejando mi auto hacia el sur choqué contra un venado  y luego choqué contra un muro de contención. Estuve internado una semana con muchas contusiones.
  6. Una vez jugando en un árbol en la hacienda familiar quedé atrapado y colgado boca a abajo por más de una hora, y una serpiente de maracuyá, o sea que se alimenta de frutos de maracuyá, se paseaba por mi cara o por mi cuello, o por mis piernas o por mi cabeza.  
  7. Una vez tuve una novia que me estrelló una guitarra en la cabeza y me quedé dormido por dos días.
  8. Era verano de 2008 y en la playa Santa María, playa de mis padres, porque la mía es y será siempre Punta Hermosa, no tuve mejor idea que  nadar detrás de las olas y hacerme el muerto. Poseidón o alguien que no me quiere, mandó una ola sacavueltera que me sumergió unos cinco metros. No sé cómo estoy vivo después de esa.
  9. Nunca olvidaré cuando el burro penderejete que teníamos en la hacienda me atropelló, o cuando el chivo, que después de tal afrenta ordené que vaya al palo, me corneó y me rompió los pantalones.
  10. Una vez me fumé un porro relleno con hierba y con todas las hierbas que uso para cocinar. Casi muero.
  11. He resucitado a mi ex novia. Así que podría resucitar de todo.

martes, 3 de abril de 2012

Yo soy ella


Extravagante, divertidísima y sumamente mentirosa, son algunos de los adjetivos que definen la corta trayectoria amatoria de Gabriela, un personaje muy simple de resolver. Son un puñado de afirmaciones que con los años he descubierto y casi las he entendido...

-Es desorbitada, acuosa, infatigable y ya no tiene cerebro, o tiene cerebro pero no funciona o no lo usa, o se lo comió a falta comida en su humilde morada al sur de La gris.
-Se convirtió en una gorda jodona y que no puede vivir sin los sin cerebros (un grupo de feligreses hijos de mil putas).
-Es infeliz e invisible, más invisible que infeliz.
-Es lánguida y hermosa a la vez, o eso dicen, porque yo ya no lo creo.
-Es fría y truculenta, es lenta y trucu trucu.
-Es una genio en lo que hace (lo mejor que hace me lo hizo a mí).
-Digamos que es anormal pero más normal que yo, o eso creo.
-Es sumamente álgida y agridulce, tanto que no está viva, su corazón no late pero le gusta el late de mocha.
-Es hippie pero a lo pobre, con dos plátanos y un huevo.
-Es lectora pero más que lectora es jodona.
-Es jodona pero no sé que es eso.

Y aquí algunas aseveraciones que he recordado...

Es valiente y tiene calle: 
"Habla bien, qué pasa oe?"
Es reprimida y represora:
"Ellos allá, y yo aquí podrida, ¡la concha de la lora!"
Es olvidadiza:
"¿Qué dijiste? ¿Yo?"
Es rencorosa y belicosa:
"Lo siento, pero no podré olvidarlo, y tú tampoco"
Ya no tiene cerebro, o nunca tuvo:
"HDA "wuuu", ksdjsdjkd"
Es loca y  oligofrénica:
"Dulce venganza"
Es pituca de cono:
"Aj, OPD, ¡qué ajco!"
Es idealista y putañera:
"Es hora de sufrir de nuevo"
Es hortelana:
"El perro y la perra junto forever"
Es hipster y no tiene plata:
"Nunca lo veré...sólo por youtube"
Es más que mentirosa:
"Cuidate mucho"


Buenas noches.










domingo, 1 de abril de 2012

Escribidor Nocturno


No me defino como "escribidor" y mucho menos como "nocturno", no escribo y no soy nocturno. Soy diurno, odio el día pero en la noche ya estoy demasiado cansado para escribir.
No escribo de día porque prefiero escribir de noche -aunque siempre estoy cansado- porque la noche es casi siempre fresca y fresa, y nocturna, y oscura. Y, a veces, genial.
En realidad no escribo ni de día, ni de noche y mucho menos soy el escribidor, el escribidor era mi abuelo que no tuvo mejor idea que morirse antes de publicar su última novela -Poemas conjuntamente creados con César Calvo-, o sea, ni escribo como Calvo, ni como Borges, ni como mi abuelo, ni  como el escribidor.

Yo cuento, a mí me gusta contar historias, contar cuentos y contar todo lo que se pueda contar, incluso los granos de arroz, esos también los cuento, por eso sé que en un kilo de arroz vienen aproximadamente diez mil granos de arroz.
Sabiendo que no soy un copado y mucho menos un genio -como me gusta que me llamen, sólo para reírme- me dedico a contar historias adulteradas y cargadas de mucha ficción.
Digamos que me definiré en la líneas siguientes:
"Diseñador naive, cocinero empalagado y narrador ensimismado"


Es raro que me esté desvelando por escribir algunas líneas que nadie leerá, de eso estoy seguro, y mucho menos entenderá. O simplemente pensarán que se trata de "uno" más. Está decidido, así muera de hambre, escribiré. Y nunca más volveré a mencionar -y alimentar su puto ego- a los muertos o a las muertas, o los que morirán pronto o más cerca que pronto. Tal vez mañana. O a las que se les ocurrió morirse junto con mi abuelo el penderejete escribidor.