No nos hagamos los tercios, a mí me gusta mi marimba desde chica, más o menos desde los trece años, me gusta el THC, mi cuerpo es cien por cien receptivo al THC. La María y yo hacemos simbiosis y nos va super bien.
Yo, Tina Sadoc, escritora de cuentos, esposa fiel y casera, no puedo escribir si no me he fumado mi porrito antes, no puedo escribir, me bloqueo y me pongo fina, me enfado y me cierro. No es que sea adicta sino que con el humito bendito de mi marimba, se me abre la mente y me salen más palabras y escribo más rápido como si estuviera en una competencia de redacción.
Yo solo soy adicta a mi esposo, mi S, mi galán siete años menor que yo, mi cebollita, mi chiqui, como le digo de cariño, que me pone gata y lujuriosa cada vez que me da besos en el cuello. Las demás drogas las puedo dejar cuando quiera, ellas no me dominan, yo las domino a ellas. Con mi marimba pasa igual, cuando no quiero, no fumo, pero yo siempre quiero, porque querer es poder y lo que yo quiero es poder fumar siempre un porrito armado en papel de celulosa, verde, purito verde.
A mi esposo S, no le disgusta que yo de vez en cuando me arme un troncho y lo prenda, incluso dentro de la casa, él también es devoto de la María pero por ahora dice que no es bueno que los dos estemos colocados por si nuestra hija Emma nos necesita, adoro su instinto paternal, simio y protector.
Mi papi, que es bastante religioso y de derecha no es marihuanero, ha sido periquero de joven, porque es de derecha y economista y anti aborto y anti todo, no esta de acuerdo con que yo sea fumarola y que me guste en demasía la hierbita verde que me prendo cada vez que puedo.
Tampoco está muy contento que digamos con que a mí me gusten, a demás de mi marimba, las pastillas, el Valium, El Xanax y el Tramadol, me encantan o me encantaban pero desde hace varios años desde que me casé con mi S, ya no las necesito. Prefiero mi maconha natural, orgánica, sin aditivos, pura y hermosa. Si mi S fuera marimba seguro que me lo fumaría sin reparos, porque amo a mi S y amo la maconha que me prendo cuando puedo.
Mi madre, que también se llama María, y de cariño de decimos Rosita, está feliz porque ella también fuma marihuana, consume marihuana y aceite de marihuana para tratar diversos males, entre ellos: depresión, bipolaridad, personalidad múltiple, mitomanía, hepatitis C y cáncer de piel. Y, parece que la marimba le resultado beneficiosa para sus dolencias y para sus ansiedades. Poco a poco a dejado de tomar veinte pastillas diarias a darle un par de cales a un porro, una vez al día. Desde que Rosita ha empezado a comer y a fumar cannabis su humor a cambiado y está más ecuánime y ya no parece reloca cuando me llama por videollamada y quiere ver a mi hija Emma.
Según su psiquiatra se ha sanado de la depresión y de las personalidades múltiples, aunque yo creo que por ahí le quedan dos o tres personalidades que están escamoteadas dentro de ella. Y también se ha recuperado de bipolaridad, ahora es tripolar pero, qué importa es mi mami y así la quiero, aunque esté re loca y sea una tía limeña marihuanera y mitómana.
Yo no soy viciosa y menos adicta, yo soy Tina Sadoc y soy escritora vaga pero no dependiente del cannabis, soy independiente de mí misma y si fumo y si fumaré mañana es porque tengo buen gusto para todo, incluso para fumar mi marimbita.