sábado, 23 de junio de 2012

Necesito una Barbie

«Yo no estoy solo, soy solo. No es lo mismo. no es lo mismo estar enfermo que ser enfermo. Tampoco estar feliz que ser feliz. Yo soy solo.» Ojo. Esto no es mío, y tampoco lo estoy gritando desde lo alto de la Tour Eiffel para que un buen humano o un piadoso sienta esas ganas que yo siento. Este no es el propósito de esta simplonada. Esto tampoco es mío.  Lo mío viene abajo:

I
Son las tres de la tarde del último lunes caluroso de marzo, estoy esperando a que termine mi clase de Historia del Arte en el tercer piso del pabellón B de la universidad San Ignacio de Loyola, al este de Lima. O al este de todo.
Me pudro...me pudro de calor, me pudro de haber peleado -y haber hecho una bomba molotov con la botella de medium copal- con AQ, que hasta hace veintidós minutos y doce segundos era mi mono favorita. ¡Qué aburrida clase! ¡Mi mamá ya me contó todas las historias que tendré que contar durante mi vida! ¿Para qué quiero saber otras? no las necesito. lo único que necesito es largarme de esta clase e ir a por unos lienzos a Spondylus en la rotonda y, pintar algo. Eso sí me quitará el aburrimiento de encima. O eso creo. Pero, marcando bien, la clase recién empieza, ya son las cuatro menos diez y esta clase dura hasta las veinte horas. Y bueno, prefiero seguir escribiendo algo que parece hebreo mezclado con inglés. O inglés mezclado con francés o español mezclado con morse. O no sé que. Prefiero seguir escribiendo o dibujando, o pintando letras en mi bitácora gigante. Cualquier cosa es permitida para que me quite esa sensación de que -ahora sin AQ- me quedaré solo por un tiempo. O para siempre, o forever, o seul pour toujours.

Bitácora, La Molina, marzo (el último marzo), de 2009 


viernes, 6 de abril de 2012

Todas mis resurecciones

Esta es una reseña de todas las veces que he estado cerca a la muerte. Hoy por viernes santo.

  1. Cuando niño y era surfista del team de Toto, fui revolcado por una ola pendenciera que me dejó muerto por 2 minutos. Despertando sin recordar nada y recordando después de varios años.
  2. Era una tarde soleada y mi familia y yo estábamos en un café de Tel Aviv y como no se le ocurrió mejor idea a un palestino suicida y terrorista; o más terrorista que suicida; no tuvo mejor idea que hacerse volar en pedacitos. Una esquirla me perforó la pierna.
  3. Me he chocado con muchos autos pero la vez que más recuerdo fue cuando montaba bicicleta en sentido contrario y choqué con un sedán negro a mucha velocidad. 
  4. Una vez en la casa de playa me tragué un pegaloco, y casi me muero asfixiado por el maldito gelatinoso y pegajoso.
  5. Manejando mi auto hacia el sur choqué contra un venado  y luego choqué contra un muro de contención. Estuve internado una semana con muchas contusiones.
  6. Una vez jugando en un árbol en la hacienda familiar quedé atrapado y colgado boca a abajo por más de una hora, y una serpiente de maracuyá, o sea que se alimenta de frutos de maracuyá, se paseaba por mi cara o por mi cuello, o por mis piernas o por mi cabeza.  
  7. Una vez tuve una novia que me estrelló una guitarra en la cabeza y me quedé dormido por dos días.
  8. Era verano de 2008 y en la playa Santa María, playa de mis padres, porque la mía es y será siempre Punta Hermosa, no tuve mejor idea que  nadar detrás de las olas y hacerme el muerto. Poseidón o alguien que no me quiere, mandó una ola sacavueltera que me sumergió unos cinco metros. No sé cómo estoy vivo después de esa.
  9. Nunca olvidaré cuando el burro penderejete que teníamos en la hacienda me atropelló, o cuando el chivo, que después de tal afrenta ordené que vaya al palo, me corneó y me rompió los pantalones.
  10. Una vez me fumé un porro relleno con hierba y con todas las hierbas que uso para cocinar. Casi muero.
  11. He resucitado a mi ex novia. Así que podría resucitar de todo.

martes, 3 de abril de 2012

Yo soy ella


Extravagante, divertidísima y sumamente mentirosa, son algunos de los adjetivos que definen la corta trayectoria amatoria de Gabriela, un personaje muy simple de resolver. Son un puñado de afirmaciones que con los años he descubierto y casi las he entendido...

-Es desorbitada, acuosa, infatigable y ya no tiene cerebro, o tiene cerebro pero no funciona o no lo usa, o se lo comió a falta comida en su humilde morada al sur de La gris.
-Se convirtió en una gorda jodona y que no puede vivir sin los sin cerebros (un grupo de feligreses hijos de mil putas).
-Es infeliz e invisible, más invisible que infeliz.
-Es lánguida y hermosa a la vez, o eso dicen, porque yo ya no lo creo.
-Es fría y truculenta, es lenta y trucu trucu.
-Es una genio en lo que hace (lo mejor que hace me lo hizo a mí).
-Digamos que es anormal pero más normal que yo, o eso creo.
-Es sumamente álgida y agridulce, tanto que no está viva, su corazón no late pero le gusta el late de mocha.
-Es hippie pero a lo pobre, con dos plátanos y un huevo.
-Es lectora pero más que lectora es jodona.
-Es jodona pero no sé que es eso.

Y aquí algunas aseveraciones que he recordado...

Es valiente y tiene calle: 
"Habla bien, qué pasa oe?"
Es reprimida y represora:
"Ellos allá, y yo aquí podrida, ¡la concha de la lora!"
Es olvidadiza:
"¿Qué dijiste? ¿Yo?"
Es rencorosa y belicosa:
"Lo siento, pero no podré olvidarlo, y tú tampoco"
Ya no tiene cerebro, o nunca tuvo:
"HDA "wuuu", ksdjsdjkd"
Es loca y  oligofrénica:
"Dulce venganza"
Es pituca de cono:
"Aj, OPD, ¡qué ajco!"
Es idealista y putañera:
"Es hora de sufrir de nuevo"
Es hortelana:
"El perro y la perra junto forever"
Es hipster y no tiene plata:
"Nunca lo veré...sólo por youtube"
Es más que mentirosa:
"Cuidate mucho"


Buenas noches.










domingo, 1 de abril de 2012

Escribidor Nocturno


No me defino como "escribidor" y mucho menos como "nocturno", no escribo y no soy nocturno. Soy diurno, odio el día pero en la noche ya estoy demasiado cansado para escribir.
No escribo de día porque prefiero escribir de noche -aunque siempre estoy cansado- porque la noche es casi siempre fresca y fresa, y nocturna, y oscura. Y, a veces, genial.
En realidad no escribo ni de día, ni de noche y mucho menos soy el escribidor, el escribidor era mi abuelo que no tuvo mejor idea que morirse antes de publicar su última novela -Poemas conjuntamente creados con César Calvo-, o sea, ni escribo como Calvo, ni como Borges, ni como mi abuelo, ni  como el escribidor.

Yo cuento, a mí me gusta contar historias, contar cuentos y contar todo lo que se pueda contar, incluso los granos de arroz, esos también los cuento, por eso sé que en un kilo de arroz vienen aproximadamente diez mil granos de arroz.
Sabiendo que no soy un copado y mucho menos un genio -como me gusta que me llamen, sólo para reírme- me dedico a contar historias adulteradas y cargadas de mucha ficción.
Digamos que me definiré en la líneas siguientes:
"Diseñador naive, cocinero empalagado y narrador ensimismado"


Es raro que me esté desvelando por escribir algunas líneas que nadie leerá, de eso estoy seguro, y mucho menos entenderá. O simplemente pensarán que se trata de "uno" más. Está decidido, así muera de hambre, escribiré. Y nunca más volveré a mencionar -y alimentar su puto ego- a los muertos o a las muertas, o los que morirán pronto o más cerca que pronto. Tal vez mañana. O a las que se les ocurrió morirse junto con mi abuelo el penderejete escribidor.


jueves, 29 de marzo de 2012

La mente

Y simplemente diré que pasaste a ser el ícono azaroso, desastroso y/o calamitoso. Morirás mañana.

domingo, 18 de marzo de 2012

Sin nombre aún

Siempre empezó a llover
en la mitad de la película,
la flor que te llevé tenía
una araña esperando entre los pétalos.

Creo que lo sabías
y que favoreciste la desgracia.
Siempre olvidé el paraguas
antes de ir a buscarte,
el restaurante estaba lleno
y voceaban la guerra en las esquinas.

Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía...