lunes, 20 de mayo de 2013

Han vuelto

Desde las penas más duraderas hasta las felicidades más efervescentes son descritas por mí en este espacio que nadie lee ni debería leer porque de una u otra manera sabrían que fui yo, una loca desolada, terriblemente entristecida, re loca y re fumona, que escribe porque no tiene con quien hablar. 

Hoy es su día, feliz día, amores míos. 
Hoy pienso en ambas al mismo tiempo. 
Son frías, mentirosas y perras fieles. 
A una se le ocurrió morirse, a la otra le importó un carajo y sigue viva, sin remordimientos ni miramientos antes de pescar una nueva víctima.

Nacieron el mismo día, tienen la misma voz y los gustos casi idénticos. 
Ambas son del barrio de San Isidro y han estudiado en el mismo colegio, El Belén.
Mis dos últimas ex novias han sido muy buenas amantes, eso no se puede negar, pero si tengo que escoger, y a mí se me da muy bien escoger, me quedo con Shoshana Waisman. 

Si tengo que elegir el amor que sentí por cada una, creo que, no escogería a ninguna, no las amé, solo las quería pero sin más. Un cariño joven, inexperto y perturbado.

Enhorabuena las he conocido y gracias al azar o al destino que ya estoy con ellas, porque era autodestructivo, un trio tóxico y corrosivo. 

Gabriela es una persona taimada, tímida y algo inexperta, pero mala, en el fondo una cucaracha gorda, sin ser gorda, una mujer joven pero insana, esquizofrénica y torpe, profundamente religiosa y cucufata. Una oligofrénica del orto.

Shoshana Waisman, en cambio, es una mujer hermosa, morena, y muy judía, re drogadicta y adicta, en su momento, a mí. Desinhibida como ella misma, una loca promiscua que es incapaz de mantener un compromiso con alguien, o de mantener promesa, incapaz de mantenerse sobria porque siempre está hasta arriba de coca y de pastillas barbitúricas.

Salud.




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