miércoles, 6 de julio de 2016

Mi abuelo del barrio de Miraflores

A mi abuelo el comunista que tomaba vinos franceses y comía queso Brie

Soy nieta de un sociólogo famoso, un sanmarquino poeta y mitómano, un penderejete, un bohemio y un amante de los libros, un hombre comunista y de pensamiento rebelde, un comunista que vive como un capitalista en el barrio de Miraflores. 
Todos los domingos del verano mi mamá me llevaba a la casa de mi abuelo comunista en el barrio de Miraflores, para comer tallarines en salsa roja que él mismo cocinaba, siempre recuerdo que nos subíamos en su bicicleta con dos asientos y manejábamos hasta el mercado de Surquillo para comprar los ingredientes para preparar la pasta y la salsa, mi abuelo el comunista que vivía y comía y bebía como capitalista, siempre me decía que lo esencial para una buena salsa roja eran los tomates. Los tomates tenían que estar maduros para que la salsa tenga la acidez perfecta. No sé si era por la acidez o porque cada vez que mi mamá y yo íbamos a verlo tenía que comprar más tomates para la salsa roja y los tomates maduros siempre están más baratos, seguro en su alma roja y socialista y en su espíritu comunista de derecha, no quería gastar dinero en más tomates para nosotros.

Mi abuelo fue quien me enseñó dos cosas importantes en la vida, primero, el amor por la buena lectura y segundo, a surfear en la playa la Herradura en la Costa Verde.
Él era un amante de los libro y cuando yo era pequeño esperaba toda la semana para que sea domingo y mi mamá me lleve a casa de mi abuelo para comer pasta con salsa roja y para después del almuerzo ir a la biblioteca de mi abuelo en el segundo piso de su casa y escoger un libro al azar y quedarme toda la tarde noche leyendo y leyendo libros que a esa edad seguro no entendía mucho y ahora tampoco..
También esperaba toda la semana el domingo, porque a demás de subir a la biblioteca de mi abuelo y mirar los cientos de libros que almacenaba en sus estanterías altas, sabía que en una caja debajo del asiento de su escritorio guardaba cigarrillos ya armados de marihuana noventera, marihuana que el cosechaba de su jardín interior al que muy pocas persona podían entrar.

Si supiera que cada vez que iba le robaba un libro y un porro.




miércoles, 29 de octubre de 2014

La Vie

A Gabriela,

Todas las mañanas me despierto así, siempre estás en mi mente desde que te conocí, todo el tiempo que perdimos y gastamos haciendo cosas que nos disgustaban y enojaban a los dos.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Compañía de oro

A Monsieur T,

Ahora que no te veo todos los días y no puedo cruzar miradas con vos, siento que me hacés falta, siento que no sonrío como lo hacía antes y ahora que no te puedo observar mientras conversas con tus clientes en tu biblioteca de la calle Belgrano, me siento sola, tu mirada me acompañaba y me llenaba de ilusión. Ver tu cabello rojo y tus mejillas llenas de pecas me ponía caliente, vos me ponés re caliente y eso es lo que extraño. También extraño tu acento afrancesado de Conques al sur de Francia.

Sé que no te volveré a ver porque me mudé y tuve que alejarme de ti por voluntad propia, o no tan propia, y porque estás comprometido y te vas a casar con tu novio argentino, sé que querías que sea una amiga para ti pero nada más que eso pero yo no quiero ser tu amiga solamente, tampoco quiero ser tu novia argentina y ya. Lo que yo realmente quiero es que seas mío y mío en el sentido sin sentido. Te quiero enseñar todos los libros que he leído y explicarte todo lo que aún no entiendes por tu corta edad. Quiero leer a Camus junto a ti en mi casa nueva en el carrer de Rocafort en Barcelona, quiero beber una copa de vino junto a ti y junto a ti quiero recitar poesía y también quiero enseñarte toda la música que me gusta y quiero que me enseñes toda la música que te gusta y que me enseñes todos los libros que has leído y que quieres leer, porque así me imagino contigo. Te echo de menos y te extraño y extraño verte sonreír a tus clientes y extraño que me busques la mirada mientras paso y paso y vuelvo a pasar solo para verte, solo para mirarte, solo para tratar de entenderte y de conocerte a través de las miradas, que son más sinceras que las palabras.

lunes, 20 de mayo de 2013

Han vuelto

Desde las penas más duraderas hasta las felicidades más efervescentes son descritas por mí en este espacio que nadie lee ni debería leer porque de una u otra manera sabrían que fui yo, una loca desolada, terriblemente entristecida, re loca y re fumona, que escribe porque no tiene con quien hablar. 

Hoy es su día, feliz día, amores míos. 
Hoy pienso en ambas al mismo tiempo. 
Son frías, mentirosas y perras fieles. 
A una se le ocurrió morirse, a la otra le importó un carajo y sigue viva, sin remordimientos ni miramientos antes de pescar una nueva víctima.

Nacieron el mismo día, tienen la misma voz y los gustos casi idénticos. 
Ambas son del barrio de San Isidro y han estudiado en el mismo colegio, El Belén.
Mis dos últimas ex novias han sido muy buenas amantes, eso no se puede negar, pero si tengo que escoger, y a mí se me da muy bien escoger, me quedo con Shoshana Waisman. 

Si tengo que elegir el amor que sentí por cada una, creo que, no escogería a ninguna, no las amé, solo las quería pero sin más. Un cariño joven, inexperto y perturbado.

Enhorabuena las he conocido y gracias al azar o al destino que ya estoy con ellas, porque era autodestructivo, un trio tóxico y corrosivo. 

Gabriela es una persona taimada, tímida y algo inexperta, pero mala, en el fondo una cucaracha gorda, sin ser gorda, una mujer joven pero insana, esquizofrénica y torpe, profundamente religiosa y cucufata. Una oligofrénica del orto.

Shoshana Waisman, en cambio, es una mujer hermosa, morena, y muy judía, re drogadicta y adicta, en su momento, a mí. Desinhibida como ella misma, una loca promiscua que es incapaz de mantener un compromiso con alguien, o de mantener promesa, incapaz de mantenerse sobria porque siempre está hasta arriba de coca y de pastillas barbitúricas.

Salud.




domingo, 6 de enero de 2013

2013

Son las nueve y estamos lejos, son las nueve y te he descubierto, son las nueve y me equivoco. Son las nueve y me alboroto. 


viernes, 21 de septiembre de 2012

La Nostalgia

A Gabriela

Y pasarán veinte años y seguiré sintiéndote igual que a los doce. Y viviré todas las vidas que tenga que vivir y te seguiré esperando como el primer día.




sábado, 23 de junio de 2012

Necesito una Barbie

«Yo no estoy solo, soy solo. No es lo mismo. no es lo mismo estar enfermo que ser enfermo. Tampoco estar feliz que ser feliz. Yo soy solo.» Ojo. Esto no es mío, y tampoco lo estoy gritando desde lo alto de la Tour Eiffel para que un buen humano o un piadoso sienta esas ganas que yo siento. Este no es el propósito de esta simplonada. Esto tampoco es mío.  Lo mío viene abajo:

I
Son las tres de la tarde del último lunes caluroso de marzo, estoy esperando a que termine mi clase de Historia del Arte en el tercer piso del pabellón B de la universidad San Ignacio de Loyola, al este de Lima. O al este de todo.
Me pudro...me pudro de calor, me pudro de haber peleado -y haber hecho una bomba molotov con la botella de medium copal- con AQ, que hasta hace veintidós minutos y doce segundos era mi mono favorita. ¡Qué aburrida clase! ¡Mi mamá ya me contó todas las historias que tendré que contar durante mi vida! ¿Para qué quiero saber otras? no las necesito. lo único que necesito es largarme de esta clase e ir a por unos lienzos a Spondylus en la rotonda y, pintar algo. Eso sí me quitará el aburrimiento de encima. O eso creo. Pero, marcando bien, la clase recién empieza, ya son las cuatro menos diez y esta clase dura hasta las veinte horas. Y bueno, prefiero seguir escribiendo algo que parece hebreo mezclado con inglés. O inglés mezclado con francés o español mezclado con morse. O no sé que. Prefiero seguir escribiendo o dibujando, o pintando letras en mi bitácora gigante. Cualquier cosa es permitida para que me quite esa sensación de que -ahora sin AQ- me quedaré solo por un tiempo. O para siempre, o forever, o seul pour toujours.

Bitácora, La Molina, marzo (el último marzo), de 2009