jueves, 10 de diciembre de 2020

Cuando el día termina

A una hora de partir a casa, sé que no es el momento adecuado para volver a esa silla y dilucidar todo lo que siento y pienso a la vez.
Ahora con el amor y con la compañía correcta, todo sucede así:

Su nombre es S y me ha salvado la vida y cómo diría alguien que admiro en demasía, contra todo vaticinio, caí rendido ante su noble y entrañable corazón.

Ella, que su nombre es S, es quien me ha salvado la vida más de una vez. Y, ha tenido el tesón de aceptarme como soy y, además la valentía, el coraje, el denuedo y la gallardía de vivir a mi lado y yo a lado de ella.

S, mi amiga, mi amante, me ha demostrado con el acto de desprendimiento más entrañable del ser humano, con la demostración de amor más pura y con una actitud heroicamente acrisolada que el amor y la amistad existe. Ella, mi amiga, mi mejor complemento espera a quien será un bienaventurado por excelencia.

Han pasado setecientos veintidós días desde que la felicidad y el amor se encarnó en mí.

Gracias por tanto amor y gracias por tanto amor hacia nosotros.


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