Mientras escucha una canción en su iPod y piensa en todas las posibilidades que tendría frente a un hecho como el que se imagina, tiene una idea. Una idea no muy brillante. Una idea poco usual.
Se le ocurre que transportándose a otras épocas a través de su indiscutible don con los olores, sería mejor.
Ari es capaz de trasportarse a cualquier recuerdo a través de un olor, es algo que muy pocas personas pueden hacer y él es uno de ellos.
En ese momento y para olvidarse de todo, salió a caminar por las calles aledañas a su casa.
Mientras caminaba por la calle La Umbrosa, recordó el significado de esa callejuela para él. Recordó las épocas con Gabriela: su primera novia, su única novia, su novia ya muerta.
En ese instante se olvidó por completo de todos sus problemas y de su preocupación principal.
Recordó cuando caminaba y hacían tonterías juntos. ¡Gabriela cuanto te extraño! - exclamó.
Repentinamente sintió o se imaginó, el aroma de Gabriela. Ese aroma es indescriptible. Ari recordó el momento en que por su aroma indescriptible conoció a Gabriela.
Era primavera del 2003, día caluroso, día de ejercicio en el colegio La Inmaculada. Mientras caminaba por el centro deportivo del distrito en donde vivía y fue feliz algún día, se cruzó con un olor que nunca antes había sentido, un olor que no pudo describir, un olor adictivo; más adictivo que su gusto por los videojuegos; un olor que lo empapó de misterio y a la vez lo cautivó para siempre.
Era ella, era ella y su indescriptible olor. Era Gabriela. Era su ángel. Era su vida y también su muerte.
De repente no quiso nada más que volver a estar cerca esa chica de color canela y cabellos de chocolate.
Quería saber su nombre quería saber de donde era y hacia donde se dirigía, quería saber todo respecto a ella. Estaba enamorado, estaba enamorado de ella o y de su olor a almizcle.
De forma muy taimada siguió a Gabriela hasta su casa y para sorpresa de él y de todo sus conocimiento ella vivía a solo dos casas de la suya. ¿Cómo no lo he notado? - exclamó.
¿Quién es ella? ¿De dónde ha salido? - preguntó.
Ari que no era ni es, exactamente la clase de persona a la que le gusta conocer a alguien pero tenía ganas de ella, ganas de conocerla. Estaba entusiasmado, estaba emocionado como casi nunca en su vida.
Quería verla irse a la escuela todos los día entre las siete y media de la mañana - todos los días.
Ari quería conocerla. Quería presentarse pero era y es actualmente un cobarde y un vergonzoso como ninguno.
Pasó el tiempo y Ari se convirtió en novio de Gabriela. Novio de cuatro primaveras. Novio perpetuo, aunque Gabriela no lo permita más.
La vida me quedaría corta, Ari.
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